domingo, 17 de febrero de 2013

Socorro







Movías los brazos agitándolos con rapidez y al mismo tiempo tu rostro parecía inmóvil y tu mirada de ayuda, casi de suplica, permanecía fija en mi. Recordé la primera  vez que sentí esa necesidad de correr a salvarte, la inmensa tristeza que me atrapo, lo que sentí entonces y me empujo, casi obligo, a tirar de ti y rescatarte.



Ahora era distinto, tu expresión era la misma que entonces, sin embargo, un extraño instinto de supervivencia, me impedía socorrerte. Demasiado tiempo pensando en ti, sin darme cuenta de que te estabas ahogando en mi, y que mi vida sin ti ya no era nada, No pude resistirme más y me lancé para abrazarte, no para salvarte si no para desaparecer en ti.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Diciembre 1, 2012



Este año nevará sobre las sillas de la terraza, no las guardaron como todos los principios de otoño, ni se prepararon las cosas para el invierno. En el jardín, como en el resto de la casa, todo se paró en agosto. El súbito e inesperado incendio se llevo el verano. El agua de la piscina intento apagar el fuego sola y nadie sabemos donde ha ido ni por donde se ha escapado, simplemente vemos que ya tampoco está.
Todo se fue marchando en silencio, no vimos salir a nadie, pero casi todo se ha ido, despacio y sin hacer ruido.
Yo, sigo aquí, sentado en la mecedora del porche y esta mañana con dos grados bajo cero y lluvia pensé que quizá va siendo hora de quitarme el bañador, tengo frío.




viernes, 9 de noviembre de 2012

Lágrimas de cristal


Para Blanca, mi compañera.


Al despertar, te sentaste al borde de la cama, estabas tan triste que apenas sentiste como un cosquilleo los suaves golpes en el dorso de tus píes. Más tarde, en la cocina, después de que se perdiera un rato tu mirada en la ventana, observaste que la mesa estaba llena de diminutas láminas de cristal. Creías que no te quedaban lágrimas y aquello te sorprendió, asombrada, vistes como caían en grupos, brotaban de tus ojos sólidas y casi planeaban hasta posarse en la mesa. Tu llanto de vidrio duro un buen rato y luego, por no tirarlas, las agrupaste y guardaste en una vieja cajita de latón. Triste y sola.







Todo el día llamándote y al llegar a casa, silencio. En la cocina, sobre la mesa, una pequeña cajita antigua de farmacia. Al sentarme pensé en ti, no es normal dejar la ventana abierta en el mes de noviembre, nunca actúas así. El viento sonaba fuera y la curiosidad me hizo levantar ese objeto con cuidado para ver que secreto guardaba en su interior. Al girar la tapa una ráfaga de aire empujo multitud de pequeñas y brillantes estrellas contra mi rostro, que sentí húmedo al instante. Es difícil explicar lo que ocurrió en ese momento, comencé a llorar sin salir nada de mis ojos. Creo que viví tu llanto, percibí tantas cosas, tan intensas y diferentes emociones, tan novedosos sentimientos, que entendí que la realidad no es singular y la verdad es una familia numerosa.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Sueños de soledad


Sentado en el café veía pasar la tarde una vez más. En la otra mesa, la chica miro a su pareja de una manera especial,una expresión que decía mil cosas sin palabras. El sonido embarullado de aquel café actuaba de orquesta, acompañando el momento en que andaron sus manos hasta susurrarse un beso. Un monumento a la comunicación en menos de medio minuto que quise congelar en mi mente para las tardes de lluvia.

Al oír los los cascabeles mire hacía la puerta. Sabía que nunca entrarías, pero esperaba algún tipo de proyección tuya, que se acercará a mi mesa me mirará y sin hablar sintiéramos conocernos desde siempre. Pediría tu te verde y al marcharse el camarero, me mirarías como la chica de la mesa de enfrente.




jueves, 1 de noviembre de 2012

Naturaleza muerta


Suenan las hojas al andar, muertas ya, gritan su último aliento para poner música a nuestro paseo de otoño. Buscan cada paso para intentar colarse bajo los zapatos y así poder cantar. Otras, las más ligeras, remontan el vuelo para dibujar piruetas acrobáticas en el aire. 
Tú las observas pensativa y yo aprovecho la canción para subir por el cuello de tu abrigo.





sábado, 27 de octubre de 2012

Espirales.


Esta perfectamente construida, ningún saliente, ni una variación en la rugosidad o el color, absolutamente uniforme. No tiene muescas ni señales, quizá nunca nadie pasó antes por aquí o no tuvieron fuerzas y tiempo para dejar marcas.

Al mirar arriba puedo comprobar como el cielo también se ha contagiado de esa homogeneidad, un azul casi oscuro de puesta de sol con todavía algo de luz, ninguna diferencia de matiz ni tonalidad.

Desde la mañana que llegué mi ropa también cambio y toda ella adquirió un solo color uniforme y apagado. Mi parte izquierda comenzó a parecerse a la derecha o la diestra a la siniestra, ya son iguales.

Cada día es idéntico y solo consiste en andar entre estos muros, buscar el centro, sin comer ni apenas dormir, no siento hambre ni sueño, un estado intermedio que se mantiene idéntico durante toda la jornada.

Ni un miligramo de pasión, solo una nómina mensual que no tengo donde gastar y tú, en el centro, con el whatssApp.


   
       

jueves, 25 de octubre de 2012

Renacer

Para ti, (es tuyo).


Un ataque repentino de conciencia hizo que me planteara un profundo y completo periodo de aprendizaje.
Hoy es mi primer día y llevo horas ordenando a mi pie izquierdo que supere al derecho, y viceversa. Es duro y después de horas ya casi lo hago sin pensar. 

Mañana es la clave, máxima atención para algo que no permite fallos: la respiración.